lunes, 4 de marzo de 2013

Un intento de poema...


Esta es la noche,
el espacio infinito entre mi insomnio y mi tristeza.
El lugar donde solía escribir versos
y soñar despierta.

Esta es la noche sin sentido,
participio del verbo que me mueve... Sentir.
Palabra enmudecida
en el artículo 8 de mi constitución,
ese que habla de amor.
Verbo conjugado en cuatro tiempos,
sin pretérito perfecto,
mejor dicho, sin defectos;
los cuales, a mi, me sobran.

Esta es la noche,
la asesina de mi paz,
la creadora de mis fantasmas,
la portadora de ese momento
en el que cierro los ojos...
y te veo.

04/Marzo/2013
01:57 am

martes, 5 de febrero de 2013

A mi edad...


Parece que con el paso del tiempo el ser humano desarrolla cierta inmunidad a los días, las horas, los minutos. Nos movemos en un mundo donde los cambios son imperceptibles, donde en un momento amanece, cerramos los ojos y al abrirlos se ha hecho de noche otra vez y asi sucesivamente.

He llegado al año 26 de mi vida. A esta edad tengo todo lo que siempre soñé, o quizás mis sueños nunca fueron tan grandes. He luchado, me he esforzado, deje mi casa, mi vida atrás y ahora veo los resultados. 

Haciendo un análisis de mi vida, me he dado cuenta que desde que cumpli 15 años, el tiempo ha avanzado de una manera inexorable. Siento que 11 años se han pasado volando y yo todavía no dejo de usar zapatos tenis y las camisetas de mis bandas favoritas, uso un morral para ir al trabajo y he perdido el habito de la lectura, e incluso ya ni siquiera escribo.

Tengo 26 años ya y, a veces, sigo teniendo aquellas crisis existenciales, a veces me dan ganas de llorar sin ningún motivo o a veces solamente quiero salir a explorar el mundo y conocer gente, atesorar historias en mi corazón que eleven mis alas y me lleven a cielos nuevos, a descubrir sueños para sentir que todavía se puede caminar hacia adelante y ahora sin miedo a tropezar.

Tengo 26 años y he perdido amigos. A quienes todavía extraño, con quienes quisiera salir a tomar un café y hablar de cualquier cosa, a quienes quisiera presumirles mis tarjetas y quienes me enviarían de una patada al infierno, pero siempre estuvieron ahí para darme una mano, quienes me alcanzaron los kleenex cuando en algún momento me sumi en depresión, quienes siempre tuvieron un abrazo seguro, una locura que hacer, un sueño que cumplir… pero ya no están, ni estarán porque se han ido a descansar unos metros bajo tierra, o simplemente ya no puedo contar con ellos.

Tengo 26 años y soy feliz. Tengo amor, tengo trabajo, tengo vida. Y pueda que con el paso del tiempo aprenda a darle importancia a cosas que ahora no se las doy, pero caminando se aprende.

Aquí, en este preciso momento, me siento plenamente agradecida con la vida, porque ya casi me salen las arrugas, porque estoy rodeada de mucha gente que hace de mi cumple algo especial cada año. Porque tengo un amor que jamás pensé que encontraría y es la persona por quien cada mañana despierto con ganas de ser mejor y con quien ya he compartido varios años de mi vida. Esa persona es quien me hace feliz, quien está ahí para mi, quien me ha enseñado lo que significa compartir y a quien ahora quiero decirle cuanto significa para mi y cuán importante es su presencia en mi vida… a mi edad.

Quizás cumplir 26 años no sea tan malo, con el tiempo uno aprende a ver las cosas desde otra perspectiva. Yo contenta de recibir tantas muestras de cariño. Aunque por otro lado, también me pesa haberme convertido sólo en un recuerdo para gente que de verdad fue importante para mi.

Y me disculpo con mis amigos, porque ahora las cosas parecen haber cambiado. Los factores tiempo-distancia ahora parecen estar en contra, pero se que esto es sólo un estado, algo pasajero. Los llevo siempre en mi corazón y saben que siguen contando conmigo y que a medida pasan los años, la amistad crece aunque por momentos no podamos estar juntos físicamente, siempre hay algo más profundo que nos une.

Con todo el amor que les profeso,
Lía.