te esperé en la esquina de cada hoja del calendario
antes que despertara el otoño de tus ojos
antes que se alinearan las estrellas de tu espalda
Que te sentí, amor mío, antes de escribirte un poema
te conocí,
como se conocen los atardeceres, desde lejos,
me acerqué tanto, que mis hojas empezaron a caer
y te regalé mil versos y te dediqué un suspiro
Que te vi, amor mío, frente al mar
no tuve dudas, ni miedos
solo eras vos
y yo dejaba de ser yo cada vez que sonreías
Que te amé, amor mío, con la fuerza del viento antes de cada tormenta
y me quedé a tu lado,
para cobijarte del frío que la lluvia traía a su paso
pero mi arena no fue suficiente
Que te vi, amor mío, jugando con la luna
y te pinté en mi memoria, como el cuadro más bonito
del Dios al que le pedía nunca te fueras
y le recé tu nombre como ofrenda
¿Qué más podría ofrecer alguien como yo?
Que te tomé una fotografía, amor mío, en navidad
mi regalo no estaba bajo el arbolito,
yacía en tus labios
yacía en tus ojos
Y volví a amarte, mi amor, sin vodka, sin nicotina
sin el invierno en mi pecho
sin ningún enero que te regresara
sin nada
Que te vi, amor mío, y la vida fue bella
y nació la poesía
y siempre fuiste vos
Si lees este poema, amor mío, leerás tu nombre
y yo estaré endulzando mi café
en la estación del bus
que esta noche me lleva lejos de vos.
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