Diciendote Adiós...

Hace ya varios días que te fuiste y tu vacío aun se siente, el sentimiento entre cristales no deja de invadir mis noches aunque prometí que te recordaría siempre con una sonrisa… Y te juro por mi alma que así será, pero por el momento no me pidas eso! Déjame que me ahogue en este dolor para poder tocar fondo y poder empezar de nuevo sin nada más que la voluntad de vivir por vos y por mí.
Sabes, a veces me siento tan anestesiada que no logro distinguir si ésta es la realidad o solo un maldito sueño del que ya quiero despertar y no puedo por más que lo intento! Es que es tan grande mi dolor que a veces no puedo llorar, porque debo ser fuerte por tu niña (Nancy) a quien yo tanto quiero, por tu “crew” quienes aun no superan tu pérdida y por mi misma, porque cada vez que cierro los ojos sólo veo oscuridad…
¿Por qué lo hiciste David? ¿Por qué le quitaste tinta a la poesía? ¿Por qué dejaste de acompañarme a ver la luna? ¿Por qué te fuiste vos cuando sabías a la perfección que quien quería irse era yo? Decime por qué??!!!
Si tan sólo pudieras visitar mis sueños y contestar ese último mensaje que te envié!!
David, construí esa senda con la que tanto soñamos, para que yo también la pueda recorrer y juntos encontrar nuestras almas perdidas que arrojamos al mar… Prometeme que un día continuaremos esa conversación que quedó con puntos suspensivos, prométeme que volveremos a cantar las rolas de los Héroes y que volveré a verte reír, volveré a escuchar que me gritas: “Vicha!!” y que volveré a recibir tus mensajes de madrugada diciéndome que estabas terriblemente borracho y que te sentías solo… PROMETEMELO!!!
A cambio yo te prometo que te dejaré ir en paz y que mantendré tan vivo tu recuerdo que NADIE, NADIE en este mundo lo podrá borrar.
Porque fuiste, sos y serás mi amigo… mi hermano y creeme que todo lo que compartimos lo tendré en mi mente hasta que se llegue el día de reunirme con vos y entonces poderte abrazar y decirte lo mucho que te quiero… Hasta Siempre David, te llevaré en lo más profundo de mi corazón, de mi alma…