Nunca le regales un poema a alguien que no sabe leer. Nunca abones tus versos con tierra infértil. Porque quien no quiere ver, vivirá ciego para siempre.
Despido la noche, desde el cementerio constante de mis latidos, desde donde la tinta no querrá volver a escribir.
Y digo adiós al otoño, viendo caer la última hoja de mis pesares, le digo adiós a tantas emociones sin lógica, a tantos poemas que pudieron haber nacido...
Desde siempre supe que la poesía es la peor elección que hice en mi vida, la verdad más falsa que sentí, que viví... Desde siempre dije que jamás escribiría un poema para alguien que no sabe leer... desde siempre supe que habría un hasta nunca.
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